domingo, 16 de octubre de 2011

"¿Quien es el dueño de esta pocilga?"

Tenía este titulo en mente desde que inaugure el blog. De hecho quería ponerle esta frase como nombre. Estaba entre este y el actual. Dude hasta el final. Por eso, no quiero dilatar más en el tiempo la mención a esta gran película.
Nunca he sido muy amante de los Westerns, es más a penas habré visto seis o siete en toda mi vida. Aunque todo hay que decirlo, es un género que esta en peligro de extinción. Creo que lleva unos años al filo del abismo. Por eso cuando empecé a aficionarme al cine, los Westerns ya no estaban tan de moda como podían estarlo 20 o 25 años atrás. Aunque uno de sus máximos exponentes (el gran Clint Eastwood) aun estaba (y esta naturalmente) en activo cuando decidió dirigir y protagonizar Unforgiven (Sin perdón) en el año 1992. Tal vez porque ya estaba un poco harto de protagonizar Westerns durante su dilatada carrera cinematográfica, tal vez porque había madurado personal i/o profesionalmente, sea por lo que fuere, decidió coger las riendas de este proyecto y darle un giro (si es que era posible modificar la esencia de los Westerns) a una historia del viejo Oeste: Unas historias que por lo general no cuentan más que las vivencias de cowboys, forajidos, pistoleros, putas y demás individuos de dudosa reputación.
Gracias a su innegable talento, sumado quizá a su larga experiencia, saco al mercado este film atípico, que se aleja de lo que convencionalmente conocemos como una película del Oeste de los años 50 (época dorada de este genero) y en el que la degradación del personaje protagonista (William Munny) es el principal foco de atención.
En cualquier otro contexto, Willam Munny no seria más que un ex-alcohólico, rehabilitado con éxito, pero que se enfrenta cada día a su pasado, luchando por no recaer, por seguir adelante de la forma más digna posible. Un hombre solo, con miedo a su entorno, un mundo que no entiende pero que no le queda más remedio que aceptar. En cualquier otro contexto, William Munny seria uno más.
Pero, si trasladas esta situación al Far West, el resultado es otro muy distinto. El guión (la historia) ata todos los cabos. Es decir, permite unir un hecho aislado con el protagonista. El destino persigue a William Munny. Una acción de la que el no quisiera ser participe, acaba convirtiéndolo en lo que siempre había sido; el asesino de mujeres y niños de Missouri. Me parece genial la forma como el guión consigue entrelazar estos hechos.
Para mi, en mi modesta opinión, lo que mas reluce de la historia, es ver lo que comentaba, como un hombre relegado a una vida que no es la suya, consigue resurgir de sus cenizas para, al menos por un momento, volver a coger una botella de Whisky, beber unos tragos, entrar a golpe de escopeta a un saloon, y empezar a disparar indiscriminadamente contra una banda de vaqueros a los cuales no conoce pero que debe matar. En muchas fases de la película, se observan detalles de como William Munny intenta hacer esfuerzos por seguir siendo el hombre que nunca quiso ser. Es en definitiva la historia de un hombre culpable, en un contexto que no le es propicio para lavar su moral. Pero, como dicen en Cadena Perpetua (cinta de la que más adelante hablare) "todo hombre tiene un limite", y William Munny encontró el suyo. Dejo la culpabilidad en la puerta, entro, pregunto (¿Quien es el dueño de esta pocilga?) y disparo. ¿Que será de el una vez yacen todos los cadáveres a su alrededor en el hall del Saloon? ¿Quien será? ¿Cual es su destino? La película nos deja con la duda. Pero es una incógnita que cada uno concluye como quiere. No es importante. Lo único realmente importante aquí es que será culpable. Y lo será toda la vida. Y con esa palabra me quedo.





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