jueves, 13 de octubre de 2011

"¿Esta bien?"

- ¿Esta bien?
- Si, muy bien. No ha sido nada amigo.
- ¿Seguro?
- Disfrute en los Ángeles.

Antes de abandonar el cine de acción (o posponer, no lo se) quiero hacer mención a Collateral. Seré breve. Este pequeño dialogo que escribo al inicio, insignificante, casi vacio de significado, y en definitiva absurdo, es lo primero que se oye en la película. Pues bien, eso más la imagen de Tom Cruise entrando al aeropuerto, para mi, ya valen toda la película.
Por lo tanto, lo que quiero destacar de esta cinta, sobretodo y ante todo, es el hecho de la fuerza que le puede dar una escena a toda una historia. Dotarla de credibilidad, impregnarla de magnetismo para hacia el espectador.
Como historia (y es una opinión muy personal) me parece muy valida. No diré que es un guion digno de figurar en los libros pero si muy bueno. Es una historia sencilla, al mismo tiempo oscura y poderosa. No tiene mucha complejidad ni da muchos giros. Es más bien plana. Todo ello mezclado con el desenlace, a mi entender horroroso y que se carga toda la película. ¿Como un final, en 5 minutos, puede deslucir tanto una historia que prometía mucho más? Pues por el terrible afán, casi enfermizo que viene de Hollywood y que pretende que sus historias siempre acaben "bien". Esta no era una historia para que acabara bien. Por lo tanto, me fijo en el final y digo: "joder que mierda, menudo desperdicio". ¿Como lo arreglo? ¿Como hago para que una película que a conseguido incluso atraparme no se desmerezca de este modo tirando por tierra todo el trabajo hecho con ese maldito final?
Pues volviendo al principio: Y aquí es donde vuelvo y donde acabo. Tom cruise (por cierto me permito un pequeño paréntesis: nunca me ha parecido un actor destacado, en esta historia, en este papel, realmente consigue cautivarme) llegando al aeropuerto, con su vestimenta de capo de la mafia. Con su pelo canoso. Con su barba de 4 días. Con ese rostro, esa expresión entre malvada y compasiva. Con ese andar. Pero sobretodo, con un detalle: Las gafas de sol. A fuera de noche, llega al aeropuerto con las lentes. No se las quita hasta que sale a la calle. Naturalmente es el único que las lleva en ese momento. Destaca. Y esa es la palabra con la que si concluyo. Tom Cruise, en el papel de un asesino a sueldo llamado Vincent, destaca. Y destaca por encima incluso de el final. De su final.


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